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Lactancia Materna: Una guía honesta (sin filtros ni juicios)


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Se suele decir que la lactancia materna es lo más natural del mundo. Y es cierto, es un proceso fisiológico maravilloso. Pero que sea natural no significa que siempre sea fácil ni instintivo desde el minuto uno. A veces, la lactancia es un baile que madre y bebé tienen que aprender juntos, y es normal pisarse los pies al principio.

Como enfermera especialista y asesora de lactancia, quiero decirte algo antes de empezar: tu valor como madre no se mide en mililitros de leche. Mi objetivo es que, si deseas amamantar, tengas las herramientas y el apoyo para hacerlo disfrutando, no sufriendo.

Los beneficios (más allá de lo obvio)

Ya sabes que tu leche es el alimento perfecto, diseñado a medida para las necesidades de tu bebé en cada toma. Potencia su sistema inmune y vuestro vínculo. Pero también es salud para ti: ayuda a la involución del útero y reduce riesgos de enfermedades futuras. Sin embargo, el mayor beneficio debe ser vuestro bienestar mutuo. Si la lactancia duele o angustia, algo tenemos que revisar.

El "Agarre": La clave de todo

Muchas veces leemos sobre posiciones (cuna, rugby, biológica...), pero lo fundamental es el agarre.

  • No debe doler: Es normal sentir sensibilidad los primeros días, pero el dolor intenso, las grietas o el sangrado no son normales. Son señales de socorro que nos indican que el bebé no está cogiendo bien el pecho o que quizás hay algo más (como un frenillo limitante).

  • Boca bien abierta: Buscamos una boca de pez, labios evertidos y que coja gran parte de la areola, no solo el pezón.

"No tengo suficiente leche": El gran miedo

Es la consulta que más recibo. La mayoría de las veces, es una percepción falsa provocada por las famosas crisis de lactancia (días en los que el bebé pide pecho compulsivamente para aumentar tu producción) o porque el pecho deja de estar tan hinchado como al principio (lo cual significa que se ha regulado, ¡es algo bueno!). La regla de oro: Si tu bebé moja pañales, hace caca y gana peso, tu leche es suficiente y alimenta. Olvídate del reloj y confía en tu cuerpo.

Tu nutrición importa (pero no te obsesiones)

Como especialista en nutrición, veo a muchas mamás agobiadas por su dieta. No necesitas una dieta perfecta para producir leche de calidad; tu cuerpo priorizará al bebé. Sin embargo, cuidarte es vital para tu energía.

  • Hidrátate: Ten siempre una botella de agua a mano cuando te sientes a dar el pecho (la oxitocina da mucha sed).

  • Nutrientes: Prioriza alimentos densos nutricionalmente (frutos secos, legumbres, frutas) que te den energía sostenida, pero si un día tiras de algo rápido porque no te da la vida, no te culpes.

La realidad del descanso y el entorno

El consejo de "duerme cuando el bebé duerma" a veces genera más estrés porque la casa no se limpia sola. Mi consejo es diferente: pide y acepta ayuda. La pareja o la familia no pueden dar el pecho, pero pueden hacer todo lo demás: cambiar pañales, portear al bebé para que duerma, poner lavadoras o traerte la comida al sofá. Protege tu burbuja.

¿Cuándo pedir ayuda?

La lactancia no debería ser una lucha solitaria. Busca ayuda especializada si:

  • Sientes dolor en cada toma.

  • El bebé no recupera el peso del nacimiento tras dos semanas.

  • Tienes fiebre, zonas rojas en el pecho o malestar general (podría ser una mastitis).

  • Simplemente, sientes que la situación te desborda emocionalmente.

En mi consulta estoy aquí para evaluar una toma, revisar el agarre, tratar complicaciones o simplemente darte la seguridad que necesitas para seguir adelante. Recuerda: lo estás haciendo bien.

 
 
 

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